Como ocurre con frecuencia en su cine, David Lynch construye una historia en la que un acontecimiento aleatorio deriva en una cadena de acontecimientos que descubren a los espectadores y a los mismos personajes de la película un mundo paralelo concebido como un plano diferente de la realidad en el que los conceptos tradicionales carecen de sentido.
El protagonista de “Terciopelo azul” se le presentará la convicción de que el amor y el deseo no son como lo pintaban, y tendrá que lidiar contra una realidad contundente, cruda pero real.
“Terciopelo azul” es una película hipnótica, poderosa, de una fuerza visual infrecuente y que cuenta con una banda sonora escrita por Angelo Badalamenti, que todo en su conjunto la hacen otra historia diferente, mientras que nos muestran un lado diverso a lo habitual que también existe y que es descubierto mediante recursos visuales y narrativos en una película, que es lo que lo hace fascinante. La capacidad de hacer de un hecho cotidiano una interpretación “diferente” que no hace falta explicar con palabras, sino que el film en su conjunto te revela la idea en estado puro.
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