Formado como pintor mucho antes que cineasta, Lynch es considerado por excelencia el cineasta de lo abstracto, de lo irreal y surrealista, abarca la realidad desde perspectivas no comunes, utilizando la cámara como un vehículo que conduce hacia mundos extraños, a los que solo podemos llegar a través del poder de la creatividad con la que baña sus obras, invitando al espectador a jugar con su propia imaginación, y viajar por la misma carretera que nos conduce a esos misteriosos mundos.
A parte de pintor, director de cine, entre una de sus múltiples facetas, está la de escritor. David Lynch, escribió: “Atrapa el pez dorado. (Meditación, conciencia y creatividad)”, un pequeño fragmento del libro hace referencia al concepto que él entiende del cine: “Una película debe valerse por sí misma. Es absurdo que un cineasta necesite explicar con palabras lo que significa una película. El mundo de la película es un mundo creado en el que, a veces, la gente desea entrar. Para la gente, ese mundo es real. Y si descubren ciertos detalles sobre cómo se hizo o acerca de los significados de esto o aquello, la próxima vez que vean la película, todos esos conocimientos participarán de la experiencia. Y entonces la película cambiará. Considero importante y muy valioso conservar ese mundo y no decir ciertas cosas que podrían destruir la experiencia". El cine al igual que la pintura, el teatro, la poesía o la música, puede ser muy abstracto pero la gente ansía darle un sentido intelectual, traducirlo a palabras. Y cuando no pueden hacerlo, se sienten frustrados. Pero si lo dejan expresarse, pueden encontrar una explicación interior. Lo interesante, pues, es que ya saben más de lo que creen, pues más o menos desarrollada todos tenemos la capacidad de intuir cosas. Y tal vez lleguen a alguna conclusión que sería válida, que no tiene que coincidir con la que el director la había ideado. Pues la diversidad de opiniones, de captación o interpretación sobre una determinada obra, es por lo que podemos hacer la comparación cine como un arte, donde todo cabe, es posible y está permitido; y donde la persona es quien decide si coger ese vehículo o dejarlo ahí aparcado.