Este film es una autentica película de época, cuyos valores de producción entran dentro de los estándares de lo que es una película de Hollywood. Por primera vez en su historia y siendo excepción, Lynch trabajó en un guión no original y en el que tuvo que colaborar con otros dos guionistas más. La estructura de este largometraje es lo más clásico que Lynch haya podido abordar en toda su filmografía, pero el joven visionario pudo introducir su particular estilo.
Lo que sobresale en este film, es su tono deprimente, su grandeza visual y la humanidad que transpira en cada fotograma. Lynch convierte a John Merrick en la figura trágica respecto a quién gira la narración, un ser humano encerrado en un cuerpo deforme que es ridiculizado en una feria en el Londres industrializado de finales del siglo XIX. Lynch refleja la podredumbre moral y económica de la época, en unos parajes industriales desolados. Merrick sufre las perversiones y deseos más oscuros de la sociedad, que descargan sus más bajos instintos sobre éste.
